Vigo, A Coruña y Santiago, ¿qué tienen en común?

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¿Qué nos une? ¿Qué tenemos en común? ¿Podemos hacer freetours en éstas tres ciudades y ver conexión entre ellas? La respuesta es sí. Déjate guiar por nosotros, y visítalas. Pero para los más perezosos, dejadme que os cuente, que leáis desde vuestros sofás lo que nos une, y si os quedáis con la miel en los labios, nuestros guías os mostrarán las tres ciudades para completar la guinda del pastel.

 

Todo comienza con nuestro amigo Santiago el Apóstol, en el siglo I. Por todos es conocido que vino a predicar la palabra de Dios al norte de la antigua Hispania. Pero es demasiado fácil conectarlo simplemente con nuestra capital de Galicia: Santiago de Compostela. Pues antes de acabar aquí su cuerpo, su viaje tuvo diferentes periplos. Decir que vino dos veces a Hispania desde Jerusalén. La primera vino vivo, como no, a captar adeptos al cristianismo: a expandir la nueva religión. Pero volvió a Jerusalén a reunirse con sus amigos discípulos. Allí, a su vuelta, Herodes lo manda apresar y es decapitado. Es por ello que dos de sus fieles, llamados Teodoro y Atanasio, que le habían acompañado desde Hispania, deciden traerle a enterrar al último lugar donde peregrinó. Tened en cuenta que cuanto más lejos se enterraba un mártir, más se expandía la religión, pues allí viajarían sus creyentes a ver los restos del mártir. Es cuando el cuerpo del apóstol viaja por mar desde la región de Jaffa, en Jerusalén, camino de Hispania. Se cree que el barco en el que viajaba rumbo a las costas del norte de Hispania, cuando se aproximaba a la hoy conocida como ciudad de Vigo, hizo una pequeña parada, y allí se sucedió uno de los milagros atribuidos a Santiago:

 

VIGO

A día de hoy, en la ciudad de Vigo, hay un barrio costero conocido como Bouzas. Es en esa zona donde el barco que traía el cuerpo de Santiago, acompañado por los fieles Teodoro y Atanasio, encalló por unos instantes.

Cuenta la leyenda, que cuando el barco se fue aproximando a la costa, los fieles, Teodoro y Atanasio, observaron que se estaba celebrando una boda, al estilo de las bodas del siglo I. En aquella época, una vez celebrada la unión de los novios, los hombres que acudían a la boda celebraban unos juegos populares. Uno de ellos consistía en que los hombres se tenían que subir sobre un caballo, coger una lanza y tirarla al aire, y desde éste mismo caballo coger la lanza en el aire. Llegó el turno del novio, y tiró la lanza al aire con tanta fuerza y mirando al mar, que en el momento de ir a recogerla una ola se aproximó a la costa, y caballero y caballo fueron tragados por el mar.

Esto coincidió con el momento en que el barco del apóstol se aproximaba a la costa. Ya todo el mundo daba por muerto al novio-caballero. Pero justo en el momento en el que el barco de Santiago tocó tierra firme, el caballero volvió a resurgir de las aguas sobre su caballo con la lanza en la mano. Cuando todos lo observaron, su capa estaba repleta de vieiras.

Esto se consideró un milagro: al mismo tiempo que un santo mártir tocaba la tierra, le devolvía la vida a un hombre. También con ésta leyenda se explica el porqué de la vieira como símbolo de Santiago.

Y si añadimos, además, que con el paso del tiempo y la creación de los caminos que llevaban a los fieles a visitar la tumba del apóstol, uno de ellos es el camino portugués, que cruza la zona de Vigo. No podemos pues olvidar que por aquí también pasó nuestro apóstol Santiago.

 

SANTIAGO

Sin embargo, su destino final no era Vigo, sino el antiguo monte Libredón, hoy conocido como nuestra Santiago de Compostela. Después de intentar enterrar al apóstol en lo que hoy se conoce como Padrón (de donde salen nuestros famosos pimientos), y ante la negativa de la reina pagana Lupa, Teodoro y Atanasio deciden colocar el cuerpo del apóstol en un carruaje guiado por dos bueyes, que tras vagar por el territorio, se paran a beber en una fuente que manaba en el medio del monte Libredón. Y allí, en medio de la maleza, es donde finalmente Teodoro y Atanasio pudieron enterrar el cuerpo del apóstol Santiago. No será hasta el siglo IX, que el ermitaño Paio descubre los restos, guiado por unas luces celestiales que le enseñan el lugar. Y tras avisar al obispo Teodomiro, que constata y afirma éste hallazgo, es cuando se comienza a levantar la primera capilla para guardar y venerar los restos de Santiago.

A partir comienza nuestro crecimiento como, primeramente, aldea, villa y hasta el día de hoy ciudad. Y con el paso del tiempo diferentes caminos han ido creciendo. Otro de ellos es el camino inglés, que pasa por nuestra tercera ciudad guiada: A Coruña.

 

A CORUÑA

Viajamos ahora al punto más norte de nuestro triángulo: Coruña. Por Coruña pasaba los peregrinos que venían desde Irlanda, Escocia e Inglaterra. Pero también desde Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia. Estos peregrinos llegabas al norte de Galicia por mar desde sus puertos, aunque cabe decir que incluso algunos venían a remo. Y podían desembarcar tanto en Coruña como en Ferrol, para una vez allí iniciar su peregrinaje por tierra. Pero la mayoría, antes de partir, acudían a la Iglesia de Santiago, en Coruña, muy cerquita del propio puerto. Esta Iglesia aún existe a día de hoy, y se conoce como de las más antiguas de A Coruña, con orígenes en el siglo XII. Aquí acudían los peregrinos, donde, además de rezar para pedir el amparo durante el camino, también podían pararse para descansar o dormir antes de volver a retomar el camino. Y a continuación siguiendo la dirección del camino inglés (que a día de hoy se puede ver reflejado en los mojones con flechas y conchas atravesando la ciudad), partir para encontrarse con su punto final: Santiago de Compostela.

 

De éste modo, a mayores de la historia propia de cada unas de nuestras tres ciudades, también nos ha parecido interesante mostraros lo que nos une. Podríamos hablar también de la cultura castrexa y los celtas tan presente en Galicia y como no, en Coruña, Vigo y Santiago, pero quedará para nuestro próximo post!

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